Hoy en día se habla mucho de la inteligencia emocional, de educar las emociones, de entrenar las habilidades sociales… Pero, ¿por qué?, ¿para qué sirve?, ¿es una moda pasajera o algo realmente importante y beneficioso? Pilar López Laboria –Educadora emocional– nos da algunas claves.
  1. La inteligencia emocional se relaciona con la capacidad de ser feliz. Todo lo que suponga ser uno mismo, conocerse, expresarse, relacionarse adecuadamente, tener iniciativa, plantearse objetivos, saber lo que nos gusta, lo que no, hace que actuemos de forma coherente con nosotros mismos y eso genera bastante bienestar y calma.
  2. Es muy útil para hacer amigos. Saber cómo relacionarnos con los demás, aprender valores vinculados con la amistad o la cordialidad, aprender a poner límites y resolver conflictos, entre otras capacidades, hace que las relaciones sociales sean agradables y satisfactorias. El ser humano es un ser social y este tipo de interacciones son muy importantes para su desarrollo.
  3. Sirve para sacarle el mejor provecho a la vida. Aprender a pensar bien y sentirse mejor –en lugar del «piensa mal y acertarás»– hace que sintamos siempre que «no hay mal que por bien no venga».
  4. Se puede aprender. La personalidad, las experiencias y la educación, básicamente influyen en nuestra inteligencia emocional, pero al igual que aprendemos inglés, la inteligencia emocional se puede desarrollar. Así que si nos inquieta que nuestros hijos no tengan desarrollados alguno de estos aspectos, ¡la solución es bien fácil!
  5. Nos ayuda a tratarnos mejor. Estamos con nosotros mismos toda la vida. Si nos conocemos y nos respetamos, nos proporcionaremos una dosis importante de amor muy necesaria para nuestro día a día. Una sana autoestima es una garantía de una adecuada salud mental.
  6. Nos permite ser más dueños de nuestros actos. Actuar mejor cuando nos encontramos nerviosos es fruto del autocontrol, que se aprende a desarrollar cuando conocemos cómo funcionan nuestras emociones y nuestro pensamiento; esa amalgama de sensaciones que sucede dentro de nosotros se puede diseccionar, comprender y regular.
  7. Enseña a caer y a levantarse. En la vida siempre nos vamos a encontrar con frustraciones y educar es preparar para la vida. No podemos evitar a nuestros hijos los obstáculos, pero sí enseñarles a esquivarlos y a recuperarse tras tropezar con ellos. La tolerancia a la frustración es una buena base para persistir en nuestros objetivos y aprender de nuestros errores.
  8. Desarrollar la inteligencia emocional nos acerca a nuestros objetivos. Si sé quién soy y sé lo que quiero, es más fácil trazar un plan para conseguirlo. Los logros contribuyen a la felicidad.
  9. Nos ayuda a ver la parte positiva de la vida. Se puede aprender a ser optimista, más que nada porque los niños aprenden a pensar cuando escuchan hablar a sus padres, así que… siempre hay algo que agradecer por feo que se ponga un asunto.
  10. Mejorará la relación entre padres e hijos.Claro está que para tratar de transmitir todo esto a nuestros hijos tenemos que estar en sintonía. Si nosotros mejoramos nuestra inteligencia emocional y la aplicamos en su educación, podremos tener una relación sana, constructiva y enriquecedora con ellos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Explore More

EL MIEDO

¿Qué decir del miedo cuando yo misma estoy llena de ellos? Miedo a lo desconocido, a lo conocido, miedo a la desesperanza, a la incomprensión… miedos y más miedos y

#20190518 | LAND OF HOPE – GUATEMALA | ESCUELA JOCOTILLO

LAND OF HOPE – GUATEMALA ya tiene un espacio donde construir su primera escuela. Aquí os dejamos una pequeña muestra, recogida el día de ayer, de la visita a los